Fui al cine con Daniel Ursúa a ver ‘La Ballena’ (The Whale) y no me ha dejado indiferente. Es dura. Intensísima. Difícil de ver por momentos.
El protagonista tiene obesidad grave y eso lo condiciona casi todo pero, en mi opinión, no es una película sobre obesidad.
'La Ballena' es, sobre todo, una película sobre el egoísmo; sobre un egoísmo disfrazado de generosidad y amor. Muestra a quien simula ayudar cuando en el fondo solo quiere salvarse a sí mismo. Y muestra a quien es incapaz de ayudarse tras recibir un golpazo de la vida.
Es una película sobre el inmovilismo y la ingratitud. Un film sobre la crueldad (esa de la que somos capaces con las demás personas y con nosotros).
Y sobre el miedo, el rechazo, la derrota, la vergüenza, el amor y la generosidad verdadera.
Un claroscuro de humanidad.
¿Toca el tema de la obesidad? Sí, por supuesto. Hay múltiples escenas que dan pie a conversaciones profundas y extensas sobre el tema.
Pero la película no es dura por eso. Es dura porque cuando la ves, comprendes que tú podrías ser cualquiera de esos personajes.
O, mejor dicho, que todos esos personajes viven de algún modo en ti.
Albergamos lo más terrible y lo más bello. Y verlo así, en una pantalla de cine convertida en ventana y espejo, incomoda una barbaridad.
No comento más para no hacer spoiler. Es un peliculón, con muchas capas de lectura y con una BSO exquisita, que dejo por aquí.
Eso sí, si estáis atravesando un mal momento o sufrís un TCA, es preferible no verla. 🔚
Originally tweeted by Laura Caorsi (@lauracaorsi) on 23/02/2023.
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