“El gluten engorda”. “El gluten es malo”. “El gluten produce hinchazón”. Afirmaciones como estas —e, incluso, otras más alarmistas— abundan en las redes sociales, en distintos medios de comunicación, en la publicidad de dietas de adelgazamiento y en los foros de muchas páginas web. La avalancha de mensajes contra el gluten, sumada a los personajes famosos que se apuntan a la tendencia del gluten free, ha conseguido activar y expandir un nuevo nicho de mercado. La facturación anual de estos productos sin gluten en España alcanza ya los 80 millones de euros y la opinión general es que las comidas sin gluten son más sanas que las normales. Pero ¿es así?
En los últimos años, la oferta de alimentos y productos sin gluten se ha multiplicado por cinco. Sin embargo, el número de personas con celiaquía o con intolerancia al gluten no celíaca a esta proteína se ha mantenido: continúa representando el 1 % de la población. Lo que ha crecido es la percepción de que los alimentos sin gluten son más saludables que los otros y, con ella, la demanda de estos productos por parte de los consumidores. La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) prevé, en base a distintos estudios, que la demanda mundial de los productos sin gluten seguirá aumentado de aquí a 2021 a un ritmo del 5 % cada año.
La dieta sin gluten se ha puesto de moda y así lo confirman las cifras. Pero ¿está justificado seguirla cuando no se sufre intolerancia o celiaquía? ¿Son en realidad más sanos los alimentos que no contienen esta proteína? Para responder a estas preguntas, consultamos a distintos especialistas. Y empezamos por aclarar lo básico: qué es el gluten y en qué alimentos y bebidas se puede encontrar.
Artículo publicado en Eroski Consumer.
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