Las coles tienen interés gastronómico y nutricional. Nos aportan vitamina C, como las naranjas; potasio, como los plátanos; y muy pocas calorías. También tienen la ventaja de ser pobres en sodio, un rasgo que, combinado con su riqueza en agua y potasio, ejerce un efecto diurético. Por eso muchas veces se recomiendan estas hortalizas a las personas con hipertensión, exceso de ácido úrico y afecciones renales (como los cálculos). Otro de sus puntos fuertes: el aporte de fibra. Este nutriente favorece el tránsito intestinal, nos ayuda a sentirnos saciados y, según diversos estudios, reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Pero las coles tienen otras características que conviene conocer y que repasamos a continuación en siete de ellas, donde, además, damos consejos de compra y cocinado.
Todo son ventajas en las coles… O casi, porque, a la hora de cocinar, algunas desprenden un olor característico que no siempre resulta agradable. Este aroma (que se nota, sobre todo, al hervirlas) se debe al contenido de azufre, un mineral muy importante para nuestro organismo, pero no muy celebrado por la nariz. La presencia de azufre, unida a la fibra, también puede ocasionar gases durante la digestión. La solución más práctica es no hervirlas durante demasiado tiempo (con unos pocos minutos, basta) o renovar el agua de cocción tras el primer hervor.
Con todo, podría decirse que cada col es un mundo y que esa diversidad se nota sobre todo en los fogones, pues admiten diferentes técnicas culinarias y funcionan en recetas muy distintas.
Artículo publicado en Eroski Consumer.
Deja una respuesta