No todas las advertencias alimentarias son alertas de verdad

A juzgar por las noticias, las personas nos exponemos a un riesgo mayor cada vez que comemos, y el último año ha sido especialmente nefasto en este ámbito. ¿Es así? Le preguntamos al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y este es el dato: “El número provisional de alertas en el año 2019 ha supuesto un incremento del 14,34 % sobre el año 2018. El incremento de 2019 respecto a 2018 es algo superior a la media de los últimos años, pero no significativamente mayor a la observada en otros periodos interanuales. Por ejemplo, en 2017 el aumento fue del 14 % respecto a 2016”. Nada que se salga de lo normal, excepto por una cosa: el escándalo de la carne mechada y la listeria. “Lo destacable de 2019 en materia de alertas alimentarias ha sido la crisis de la listeria —indica Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos—. Por lo demás, no ha habido ni más ni menos alertas destacables con respecto a otros años”.

Sin embargo, el goteo constante de alertas transmite la sensación de tsunami de inseguridad. Y, sobre todo, impide distinguir entre un peligro grave para el conjunto de la población (como la listeria, potencialmente mortal para cualquiera) de otros peligros que también son graves pero que solo afectan a una pequeña parte de los consumidores (como las trazas de leche para quienes tienen alergia a las proteínas de este alimento).

La crisis de la listeria, y la enorme atención que despertó en la población, parece ser el punto de partida de las numerosas “alarmas” que se han publicado desde entonces con titulares que invitan al clic. “Algunos medios se han subido al carro de las alertas alimentarias utilizando el clickbait para atraer lectores”, observa Lurueña. Y analiza lo que suelen hacer: “Por un lado, hablan de recomendaciones como si fueran alertas puntuales [el caso del mercurio o del cadmio]. Por otro, hablan de alertas alimentarias relacionadas con presencia no declarada de alérgenos como si fueran alertas destinadas a toda la población [el caso de las trazas de leche o de frutos secos]. Es cierto que estas últimas son alertas alimentarias —dice—, pero no es lo mismo un titular del tipo ‘si comes este turrón puedes morir’ que otro del tipo ‘alerta alimentaria por presencia de leche no declarada en turrón’”.

¿Qué podemos hacer las personas frente a un titular alarmista?

Artículo publicado en Eroski Consumer.

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