Máquinas de ‘vending’, el escaparate de comida más opaco

El sistema de venta automática ofrece pocos alimentos saludables e impide consultar la información nutricional antes de elegir y comprar los productos

Están ubicadas en lugares estratégicos: aeropuertos, terminales, oficinas, gasolineras… incluso en salas de espera de cualquier hospital. Allí, donde el aburrimiento llega más rápido que el hambre y donde las ofertas gastronómicas saludables son escasas, caras o nulas, refulgen las máquinas de vending con todo tipo de bebidas y snacks para picar algo o comer a cualquier hora. Iluminadas, refrigeradas y llenas de cosas para elegir, las máquinas expendedoras de alimentos se presentan como oasis en el desierto. Pero ni ofrecen tanta variedad como parece ni nos permiten saber de qué está hecho todo eso que brilla al otro lado del cristal.

Cuando elegimos un producto en estas máquinas, lo hacemos a ciegas. No hay manera de consultar los ingredientes o la información nutricional antes de comprar porque estos datos —obligatorios— suelen estar impresos en la parte de atrás de los envases, la que no se ve. Esto es un problema serio para las personas que tienen alergias o intolerancias alimentarias, que necesitan leer la lista de ingredientes para comprobar que el producto escogido no contiene alérgenos o sustancias que les hagan daño. Y es también un problema para la población general que, más allá de la leche, las trazas de frutos secos o el gluten, tiene derecho a elegir sabiendo qué compra.

¿Es legal vender un alimento sin ofrecer la posibilidad de consultar previamente la información nutricional…

Artículo publicado en El País.

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