Javier Aranceta es doctor en Medicina y Nutrición y profesor asociado al Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra. Además, preside el Comité Científico de SENC, institución que ha actualizado la pirámide nutricional. Aranceta destaca que la pirámide es un icono, un resumen gráfico de un mensaje más profundo y extenso que abarca muchos debates e investigaciones en materia de alimentación y salud: «ponemos en valor la alimentación tradicional y la Dieta Mediterránea, que tiene cualidades tangibles e intangibles únicas. Hay que trabajar por mantenerla en los hogares y en nuestras habilidades culinarias».
¿Qué hay tras la pirámide nutricional?
Mucho trabajo. Antes de trazar la pirámide, se crea un documento técnico donde se plantea cuál es la situación alimentaria, cómo ha evolucionado en los últimos años y qué nuevas cosas conoce la ciencia que pueden ser positivas o negativas para la salud y la calidad de vida en relación al proceso alimentario. La elaboración de unas guías alimentarias tiene cierta complejidad. Su cometido es ayudar a las personas a que trasladen la información científica a su área de conocimiento, a la lista de la compra y al momento de preparar, comer y compartir la comida.
¿Por qué era necesario actualizarla?
Surgen nuevas recomendaciones que podemos formular a la luz de la evidencia científica, que nos muestra aspectos para modificar o en los que hay que poner más énfasis. En este sentido, no se deben abordar las recomendaciones alimentarias de espaldas a la realidad ni a la población. Es preciso acompañar a las personas para mejorar algunas cosas de acuerdo a lo que la ciencia sabe, pero no se puede “poner a dieta” a la población; es un error. Las propuestas tienen que ser algo posible y confortable; algo que se entienda y que permita seguir haciendo la vida con normalidad.
Pero los hábitos han cambiado y cada vez somos más sedentarios y escogemos menos alimentos saludables
Sí, pero hay matices. Decimos, por ejemplo, que los lácteos tienen que ser desnatados y luego descubrimos que la grasa de la leche tiene sustancias interesantes para la salud. Sí hay que reorientar un poco el perfil alimentario de las personas, aunque sin ser radicales. Muchas recomendaciones quedan muy bien en el papel y luego no se pueden trasladar al plato. Los consejos se deben poder insertar en los hábitos alimentarios. Y eso no equivale a ser permisivo con la punta de la pirámide.
¿Cuáles son los principales cambios?
Recogemos otros…
Entrevista publicada en Eroski Consumer.
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