Por qué un bote de garbanzos no arregla la obesidad estructural (#hilo)

Comer es una necesidad fisiológica: comes para estar vivo. Pero también es una necesidad emocional: comes para SENTIRTE vivo y tener un buen momento, a solas o con los demás.

Hoy, en ✨ La felicidad del pobre ✨ : por qué un bote de garbanzos no arregla la obesidad estructural.

Antes de empezar, definiciones: cuando hablo de #obesidad no hablo de estética, de cánones de belleza ni de lo perturbadores que le resultan a mucha gente los «cuerpos indisciplinados», como dice @rgay en su maravilloso libro 'Hambre' (ed. @Capitan_Swing).

Cuando hablo de obesidad hablo de la enfermedad. Una patología que se define por la acumulación excesiva de grasa corporal, y que es precursora de otras enfermedades que reducen nuestra esperanza de vida y su calidad. Diabetes. Hipertensión. Cáncer. Dolor en las rodillas.

Obesidad: una pandemia, según la @WHO, porque su incidencia se ha TRIPLICADO desde 1975. Y en esto, lamentablemente, Spain is not different: si queréis datos, echad un ojo a este documento de la @AESAN_gob_es: https://bit.ly/3gIQgZs

Las causas de la obesidad son múltiples y variadas. Por eso cuesta tanto analizar el problema y encontrar la solución. ¿Cómo de múltiples y variadas son? Pues mirad, @juan_revenga suele responder con un diagrama. Estamos hablando de esto 👇 https://bit.ly/3gJqSD3

No hay hilo de Twitter capaz de desenredar esa maraña de ahí 👆 y transformarla en una hebra lineal, tensa y clara, como la de Ariadna, que nos ayude a salir del laberinto en el que estamos.

Amigas, amigos: cuando nos enfrentamos a la obesidad somos carne de minotauro.

Una de las causas de la obesidad es la pobreza. Pobreza entendida como falta de recursos materiales y temporales, como cansancio y como escasez de perspectivas. Para situarnos en el mapa, estamos hablando de las cosas que pasan por aquí:

Si te cuesta llegar a fin de mes, ¿de qué estrategia a largo plazo vas a hablar? Si vuelves reventado del trabajo (turnos largos, desplazamientos eternos, sueldos ridículos), ¿en qué planificación gastronómica vas a pensar?

Dato: en España hay 2,5 millones de trabajadores pobres. Son el 13 % de la fuerza laboral. Trabajan y son pobres. Pobres que echan horas a una maquinaria que nunca les retribuye lo que allí han volcado. https://bit.ly/35GAPLe

(un secreto, ahora que los niños no nos leen: la meritocracia casi siempre son los padres).

Bueno. El caso es que los pobres también tienen sentimientos* [¿Ah, sí? Quién lo diría, caramba…]

(*) Encended la ironía, por favor.

El caso es que aunque seas pobre, aunque estés precarizado, reventado, exprimido, sin tiempo, no dejas de ser una persona. Una persona que hace cosas de persona. Que anhela. Que también quiere darse un gusto, tener algo de variedad, hacer algo especial.

La comida es, muchas veces, ese 'algo nuevo'. Lo es para todos (pobres o no) porque culturalmente disfrutamos comiendo: comer es un acto social. Pensad en la Navidad, los cumpleaños, los encuentros con amigos, los viajes… La mesa es central.

La diferencia es que si no tienes recursos, hay gustos que no están a tu alcance.

Es aquí donde entran —a saco— las cadenas de comida rápida, barata y de escasa calidad nutricional. Cadenas con ofertas como la que señalaba el sábado @gominolasdpetro:

Ofertas y promociones que vinculan productos insanos con alegría y felicidad. Que te prometen sonrisas sin caries. Que están por todas partes, a todas horas, con tamaños XXL, con 2×1, con extras de todo tipo.

Productos que no nos hacen bien pero que nos resultan placenteros y ricos (mirad luego este artículo de @farmagemma sobre el #BlissPoint: https://www.consumer.es/alimentacion/que-es-bliss-point-comida.html)

Bien. Resulta que el sábado pasado, a @gominolasdpetro le dijeron lindezas como esta tras su tuit 🤷‍♀️(un tuit en el que solo señalaba lo evidente: la relación entre poder adquisitivo y obesidad):

También hubo quienes opinaron que los garbanzos son más baratos que eso, y que si los pobres comen ahí es por vagancia, descuido o dejadez.

El caso es que no. Comen ahí porque, como le pasa a cualquiera, también les abruma la monotonía. Como suele decir @carloscasabona: comer sano es barato, pero si no tienes recursos, necesariamente será monótono.

Comen ahí porque también anhelan, porque sus hijos también quieren salir a comer en familia, hacer algo distinto… sentarse en una mesa y dejar que 'cocinen' otros.

Comen ahí porque las familias, según su poder adquisitivo, le asignan un significado y un valor distinto a los alimentos.

Porque mientras que casi todos los niños piden que les compren el menú de turno, los padres, según su capacidad económica, tienen más fácil o más difícil decirles que no.

Para unos padres que pueden obsequiar una consola, unas zapatillas bonitas o hacer viajes con los niños, es más fácil decir que no al menú infame.

Para los padres que no pueden comprar regalos caros, los menús estos son una de las pocas cosas asequibles para premiar y agasajar a sus hijos y decirles de algún modo que los quieren. https://lat.ms/3gFuHsW

El problema no es que exista un menú de guarrindongadas (gran palabro de @robinfood). El problema es que esta oferta está por todas partes, ejerciendo una presión publicitaria brutal, y que hay miles de familias que solo pueden acceder a eso.

Si lo único que puedes permitirte es una comida que a la larga, te enferma, entonces no es una elección, es una condena.

Si la alternativa es cocinar garbanzos a diario y así detener el avance de la obesidad entre los grupos de población más desfavorecidos, igual esta foto viene bien.

Los problemas estructurales no se arreglan con celo.

El problema de base (en este ínfimo punto del gran mapa de la obesidad) es que la felicidad que se le ofrece al pobre es barata. Y que, a la larga, le cuesta carísima.🔚

Originally tweeted by Laura Caorsi (@lauracaorsi) on 21/06/2021.

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