¿Por qué hay tan pocos anuncios de fruta?

Para desear algo, primero hay que saber que existe. Lo siguiente es conocer qué tiene de especial. Y, por último, verlo a menudo para no olvidar su existencia. De todo eso se encarga la publicidad, que nos ofrece la versión más lustrosa del mundo y orienta nuestros anhelos hacia allí. También hacia la comida que, convenientemente presentada, puede pasar de ser una necesidad vital a convertirse en objeto de deseo.

Según el Observatorio de la publicidad en España, en 2021 se invirtieron 477 millones de euros en anunciar alimentos y bebidas. La cifra no incluye al sector de la distribución y la restauración, que destinó otros 455,8 millones de euros a promocionarse. Esto es más que los coches, más que los bancos, más que los productos de belleza, los artículos de moda o las compañías telefónicas. La comida y la bebida es lo que más se anuncia en nuestro país.

Sin embargo, en esa maquinaria imparable de mensajes de comida hay ausencias significativas. Salen muy pocas frutas y verduras de esa fábrica de deseos que gasta 1,3 millones de euros al día en contarnos qué deberíamos comer, cuándo y por qué. ¿A qué se debe esta escasa presencia? ¿Cómo influye en nuestras preferencias alimentarias y en nuestra forma de concebir la comida?

Artículo publicado en El País.

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